Lugar temporal de Luz Amanda, en su casa de Toronto, Canada
Nuestro ultimo viaje juntas
Querida Luz Amanda: Ya estoy preparando el viaje en donde estaremos juntas por última vez; te dejare en ese lugar que tú misma escogiste y allí vas a estar bien, acompañada de algunos familiares. Yo acá en Canadá te llevare en el corazón, se que estas a mi lado siempre, no hay día que no sienta tu presencia.
Difícil concebir que ya no estás entre nosotros; te has dormido eternamente cuando en el fondo guardaba las esperanzas de que salieras victoriosa de esa dura enfermedad y sonreiríamos juntas por muchos años más.
Me duele recordar que cuando querías hablarme de tu muerte inminente, te regañaba y te pedía no hablar de esas cosas que no nos podían suceder a nosotras, aun teníamos mucho que hacer juntas, pero te has adelantado para esperarnos allá, al lugar donde todos alguna vez seremos llamados.
Sé que la tristeza va a ser inmensa cuando lleguemos a tu casita, ese lugar que con tanto esmero preparaste para tu retiro; la última vez que estuvimos juntas en tu cuarto, con gran esmero te aseguraste de que yo estuviera bien, como siempre lo hacías; aun la ultima navidad que pasamos juntas, en medio de tu dolorosa enfermedad, nos diste tu cama la cual arreglaste para que nos sintiéramos cómodos mi esposo a quien tanto apreciaste y yo. Todo esto Luz Amanda pasa a ser un agridulce recuerdo.
Solo me queda agradecerte por tu ejemplo de vida, lucha y amor a los tuyos, gracias por tu hija Angélica, mi querida sobrina, gracias por la unidad familiar que has propiciado con tu hasta luego en estos instantes de tormentosa tristeza, mientras te ruego nos des fuerza y valor para entender este adiós sin regreso.
Desde hoy vives en los corazones de quienes te queremos y al dejarte en ese lugar en donde quisiste descansar eternamente, los ojos se nos nublaran por el llanto y solo Dios sabe la proporción de este tormento y a la vez de la quietud por la paz y descanso eterno en el que ahora te encuentras.
Hermana querida que has muerto al mundo terrenal para vivir eternamente en el espiritual, solo nos queda el consuelo de que ya no sufres y que allí donde estés nos estarás esperando: Te queremos y te llevamos en el corazón. Descansa en paz querida Luz Amanda.
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