Un cáncer fulminante se llevó a mi querida hermana Luz Amanda; hace siete meses, exactamente hoy, 7 de Septiembre. En menos de un año, a pesar de la quimio, de la radio y de todo nuestro deseo de mantenerla con vida. Se nos fue el 7 de Febrero 2015. Rodeada del cariño de su gran familia y en su casa como ella lo deseo.
Cuando los médicos diagnosticaron a Luz Amanda con cáncer terminal lo primero que pensé fue, Dios está con nosotros y El no me va a quitar a mi hermana. Dos horas antes de morir Luz Amanda le pregunte a Dios donde has estado, porque no escuchaste mis ruegos y su respuesta fue inmediata, acá estoy a su lado, acompañándole en el sufrimiento. Luz Amanda sabia eso, por lo tanto pudo llevar esta cruz tan dolorosa –fueron 8 meses de durísima prueba- con una serenidad que a todos nos llenaba de paz. Nos transmitía sosiego, sonrisa… incluso alegría. Nos transmitía esa visión sobrenatural, que le hacía ver a Dios donde los demás veíamos tragedia.
Hoy veo la tragedia de los niños huyendo de la guerra, perdiendo sus cortas vidas en el mar. Si tuviéramos la visión de Luz Amanda y de tantas personas santas, veríamos a Dios en medio del dolor, y quizás no nos preguntaríamos: “¿Dónde estaba Él en ese o en aquel otro momento? ¿Cómo puede Dios sacar algún bien de todo esto?”.
Yo puedo decir que la enfermedad de Luz Amanda ha hecho un gran bien a mi familia, porque Dios se ha aproximado a nosotros precisamente con esa enfermedad: algunos parientes volvieron a rezar o se acercaron a la vida religiosa, todos nos hemos sentido más unidos, y yo misma recé en esos ocho meses como nunca antes lo había hecho. A mí me ayudó mucho esa agonía que tanto me hizo sufrir y reflexionar.
Hoy cuando escucho que alguien tiene cáncer, ruego por esa persona y por sus familiares; es un sufrimiento incomparable!!
Ciertamente, lo que nos purifica no es el dolor, sino el modo como llevamos el dolor. Luz Amanda lo llevó con alegría, olvidada de sí misma. Como Cristo en la Cruz. A otros, esa cruz le hubiera aplastado o amargado. A ella, la cruz le acercó aún más a Dios, y así nos consigue muchas gracias desde el Cielo…
“¿Dónde estaba Dios durante su terrible enfermedad?”. Yo lo tengo muy claro: junto a ella, haciéndola feliz y haciéndonos felices en medio del sufrimiento.
Ahí la puedes ver, disfrutando esa comida insípida del hospital.
Que Dios te tenga en tu Santa Gloria querida Luz Amanda.
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